Hoy te voy a hablar del lado oscuro que todos tenemos.
Todos nosotros tenemos un lado oscuro del cual nos avergonzamos con todas nuestras fuerzas.
Intentamos esconderlo, porque si no, estamos seguros que seríamos rechazados. No nos damos el derecho de ser nosotros mismos y utilizamos máscaras para protegernos. El problema es que eso hace que tengamos vergüenza de ser como somos, lo que produce mucho dolor.
Lo interesante es que lo que consideramos monstruoso en nosotros, normalmente no es real; es la realidad desde nuestro punto de vista, lo vemos a partir de nuestro dolor. Por eso es exagerado. Es una realidad interna que está conectada con nuestros mecanismos de defensa, nuestros dolores.
Ese lado oscuro muchas veces nos hace perder oportunidades de lograr nuestros objetivos; por el simple echo de poder aparecer situaciones que lo pondrían a la vista.
A medida en que la persona se va conociendo, con o sin la ayuda de un profesional; se va dando cuenta de que esa parte no era tan mala como parecía, por lo tanto puede aceptarla. Y además se da cuenta que la puede transformar. Aceptar es el primer paso para la posibilidad de poder transformarla.
Enfrentando nuestros monstruos
Es una pena que aún hoy en día, las personas no entiendan que; si enfrentamos nuestros monstruos ellos se transforman en cachorros que podemos manejar. Pero muchas veces es más fácil considerarnos una persona desequilibrada sin solución; darnos un montón de medicación que sólo sirve para que sobrevivamos, porque el dolor continúa estando ahí. No digo que sea malo medicarse cuando necesario; pero si no hay una acción de transformación y/o superación del problema, al parar la medicación, todo vuelve a ser como antes.
Un ejercicio que te puede ayudar a manejar tu lado oscuro es: saber exactamente lo que piensan las personas sobre ti. Saber de verdad cómo ellas te ven.
¿Como podemos hacerlo? Te preguntarás. Tengo una sugerencia que he hecho y me funcionó súper bien. Puedes crear un email o utilizar alguno que no usas mucho y borrar todo lo que hay en él. Poner una clave nueva y pasar al máximo número de personas posible de tu alrededor.
En el mensaje que envíes a todos ellos, pon la dirección de ese correo vacío, la clave para accederlo y la dirección de correo a la que quieres que te envíen el mensaje anónimo. Deja muy claro que como todos te están enviando el mensaje desde el mismo correo, no vas a saber quién envió el qué. Es realmente anónimo. De esa manera podrán ser totalmente sinceros.
Analizando tus aspectos buenos y malos
Pídeles que te envíen un mensaje desde allí con lo que piensan sobre ti. La parte buena y la parte mala. Pídeles también que borren el email enviado para que otras personas que accedan a esa dirección de correo no lo puedan leer.
Para hacer ese ejercicio hay que tener coraje, porque te van a decir cosas que ya sabías, pero otras que ni te imaginabas. Tanto las buenas como las de tu lado oscuro.
Lo guapo de hacerlo es que pones tus expectativas en la realidad, no te quedas imaginando qué piensan de ti; sabes exactamente lo que piensan de verdad. La parte buena que te digan que tienes y no sabías que tenías, te ayuda a ver que no eres tan horrible como pensabas. Y al saber cuál es tu parte mala a partir de la visión de esas personas, hace con que las puedas aceptar y como consecuencia, transformarlas.
Ese ejercicio es muy bueno. La principal razón es que por más que intentemos esconder nuestro lado oscuro y pongamos máscaras para que no lo descubran, cuando nos relacionamos con los demás, él aparece de alguna forma. Por eso saber cómo las personas nos ven, nos ayuda a darnos cuenta de que aunque tengamos un lado malo, las personas nos aceptan como realmente somos. Entonces es una pérdida de tiempo y energía intentar esconderlo; dejando de ser nosotros mismos y aguantando el sufrimiento innecesario que esto conlleva.
Un abrazo
Thais
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